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04 septiembre 2006

etapa Chamonix - Miage

Bien, ya he explicado lo que nos perdimos en la primera etapa. Así fué, en realidad, como transcurrió nuestro primer día.

Salimos de la Gite Le Chamoniard Volant convenientemente equipados y cubiertos con las capelinas, dichosa capelina que no podríamos enterrarla en los 10 días, sabíamos que nuestra ruta superaba los 2.000 metros de altura, 2.125 metros en esta etapa, también sabíamos que la pasada semana había nevado casi medio metro de nieve en las cimas más altas, no es un agosto habitual ni aún en aquellas latitudes, así que decidimos intentar llegar al Refugio por otra vía, es decir, hacerla al revés, subir desde Les Contamines.

Para ir a Les Contamines debíamos coger el tren hasta Sant Gervais – La Fayet y desde allí coger un autobús y así lo hicimos, después de hacernos la foto de rigor en la puerta de la Gite (lástima que no la hicimos con mi cámara cuando me la pasen ya la colgaré nuestra pinta es auténtica) nos fuimos a la gare de Chamonix, allí cogimos el tren y en menos de una hora ya estábamos en Sant Gervais, bajamos y fuimos a consultar los horarios de los autobuses, faltaba una hora para que saliera y nos entretuvimos por allí fisgoneando en las tiendas. Aproveché para hacer una foto a la estación del Tramway del Mont Blanc, uno de los cremalleras más antiguos que existen, ya hablaré de él al final de la expedición, el día que destinamos a visita turística en plan “guiri”. Lloviznaba, así que para matar el tiempo nos refugiamos en una sala de espera de la estación, allí nos encontramos con un numeroso grupo de japoneses que ante nuestro asombro decidieron darse un banquete por todo lo alto. La más impresionante muestra de botellas de toda clase de brebajes, sopas, ensaladas y toda clase de comida envasada en boles individuales, con sus cubiertos, vasos, condimentos, etc... quedaron desplegados ante nuestro asombro, además iban equipados como si decidieran atacar la mismísima cima del Mont Blanc, no les faltaba detalle, pelo exagerados...

Al final llega el autobús, nos montamos y partimos hacia Les Contamines, otro viaje de aprox. una hora y ya estamos allí. Confiábamos que el día se levantaría pero no fué así, continuaba nublado, lloviznando, niebla y francamente fresquito. No nos decidíamos a subir.

Intentamos encontrar alojamiento pero no había ni una plaza vacia en todo el pueblo así que más o menos a las 4 de la tarde y después de dar más vueltas que un ventilador decidimos llamar al refugio para preguntarles si el camino estaba transitable. Casi se parten de risa cuando hicimos la pregunta, ¡aprendices! aparte de la llovizna el camino está más limpio que una patena, marcado, planchado, claro, directo, sin nieves siniestras, vamos que en un par de horas estábamos arriba sin ningún problema. Nos esperaban.

Y emprendimos la marcha teníamos delante un desnivel de 400 metros, una pijadita.

Empezamos a subir por La Frasse, camino ancho y bien marcado entre bosques y poco a poco salimos a cielo descubierto y nos encontramos rodeados de pastos, en realidad aquella zona se conoce como Les Pasturages de Miage, al poco nos encontramos con los Chalets du Truc, grupo de casitas de pastores, una de ellas está acondicionada como regugio, empezamos a adivinar que el camino está lleno de ellos, dejamos atrás las casitas y hacemos caso del letrero que encontramos indicando la dirección de los Chalets de Miage

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por fin encontramos otro grupo de casas parecidas a las anteriores, son los chalets de Miage, en el camino es fácil encontrar espacios acondicionados para descansar y comer el pic nic,

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intuimos que encontraremos pronto el refugio, nuestro refugio, una vez terminado el frúgal condumio iniciamos la marcha y en poco tiempo divisamos una casita al lado de un riachuelo con su correspondiente indicación:

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bien, sin comentarios, por descontado el paisaje está limpio y pulido, ni un papel ni nada que deje adivinar que por allí han pasado a puñados andarines de medio mundo.

Por fin tenemos ante nuestra vista el refugio de Miage.

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Este es uno de los mejores refugios de todo el Tour, regentado por una familia agradable, acogedora y conscientes de las necesidades de los caminantes que llegan a él para alojarse.

Nos presentamos entre risas, ¡Silviaaaa por fín habéis llegado, bienvenidos! recuerdan los nombres de quienes han hecho la reserva y te hacen sentir como en casa.

La decoración, limpieza y comodidad del comedor/sala es notable, lo preside una enorme chimenea, con unos pocos leños encendidos que hacen el ambiente confortable y agradable, un rótulo encima dice:

Aquí solo fuma la chimenea.

Nos muestran nuestras literas en el dortoir, un edificio contiguo, construcción típica del valle que hemos cruzado, a pesar de la apariencia externa está bien acondicionado, caliente y cómodo.

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antes decía que son conscientes de las necesidades de sus hospedados, es uno de los pocos refugios donde tienen una pequeña habitación con una estufa encendida para poder secar la ropa de la colada o bien si se llega mojado en días de lluvia, detalle que se agradece sobremanera. Duchas con agua caliente.

Descargamos mochilas, y vamos a tomarnos una cervecita, estamos nerviosos, es el primer refugio de nuestra aventura, notamos que YA hemos empezado el Tour, la sala está llena de grupos charlando y comiendo tranquilamente, conversaciones, risas, mapas y guías desplegados en todas las mesas, todos preparando la próxima etapa, nosotros hacemos lo mismo:

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van llegando caminantes y se van aposentando, nos miramos todos disimuladamente y curiosos, sabemos que con muchos de ellos volveremos a encontrarnos a lo largo del recorrido.

Esta es la vista desde la entrada del chalet:


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y vemos las primeras nieves caidas recientes lindando a la altura por donde pasará nuestro camino, es de desear que no nieve más y no nos dificulte la marcha, en realidad tampoco íbamos preparados para ello, se suponía que nos caería la piel a tiras caminando día a día a pleno sol... no fué así.

A las 7 en punto nos sirven la cena, hacía rato que nuestras tripas se quejaban y el olorcillo que salía de la cocina las azuzaba.

-Soupe de verduras
-Omelette pommes frites
-Fromage
-Dessert

Nos reímos, este menú es especialidad de este refugio lo habíamos leído en una de las mejores reseñas del ¨Tour encontrada en internet, una página personal, reseña que nombramos a partir del primer día de "La família feliz", desde aquí un saludo y agradecimiento a Rafa Marín aunque él ignore que ha sido de gran ayuda y punto de referencia esencial en nuestra aventura, debería escribirle un correo y decirselo, ya lo haré.

Nos sirven la cena una sopa/crema de verduras deliciosa, también "de verdad", productos frescos al 100 x 100, nada de Gallina Blanca o Starlux, característica que encontraríamos en casi todos los refugios y que se aplaude y agradece.

La omelette era... enooooooorme, una omelette a la francaise para cinco personas y abundantemente rellena de patatas buenísimas, jugosa, en su punto, nada de tortillas redondas, allí en la France, la tortilla es alargada. Siempre.

Nos sirven una fuente con cuatro tipos de queso distintos para consumir a discreción... brie, beaumont, reblochón y otro que no recuerdo. Francia=queso, no falla. Acompañamos la cena con un notable vinito rouge de Savoie de la maison y como colofón final el postre, Tarta de "mirtilles" o arándanos, una fina capa de pasta brick cubierta con montañas de arándanos, todo salido de las manos del cocinero. Fresco, fresco.

Para terminar una copita de Genepi, licor de hierbas típico de la zona, la influencia de Chartreuse es notable, de allí partió el licor por antonomasia o eso dicen.

Magnífica cena y un buen augurio de lo que serían los próximos días... estábamos muy animados a pesar de que las nubes corrían alocadas y la llovizna se resistía a desaparecer.

Antes de ir a dormir una foto del anochecer.

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Despertador a las 6,30 de la mañana, desayuno a partir de las 7 y con la mochila preparada.





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