Estábamos en viernes y ya se nos terminaban las vacaciones, también estábamos hasta el moño de ir en coche y la güeb cam doble uve, doble uve, doble, cantur punto com continuaba diciendo que en Picos no se veía nada así que decidimos quedarnos por Llanes y hacer el ganso por sus alrededores, suertudamente la niebla se había desenganchado del mar así que se intuía que, por fín! podríamos disfrutar de la playa.
Salimos a pasear por Llanes , quería ir a ver los famosos “Cubos de la Memoria” que aún no los había visto de cerca…
Llanes por la mañanita es un lugar tranquilo y limpio, el Ayuntamiento tiene una flota de carricoches de estos que limpian calles que la dejan como una patena cada mañana, además el servicio de recogida de basuras es radical, durante el día desaparecen los cubos y a diario los sacan a partir de las 7 de la tarde, así que ni una bolsa tirada por las calles, ni amontonamientos, ni olores ni nada. Una delicia.
Se veía a la gente madrugadora, muy empingorotada, comprando pan, bollos olorosos y periódicos para desayunar. Nos acercamos hasta la capilla del Cristo (no se porque no salió la foto) arriba de todo de una colina desde allí hay una vista preciosa de Llanes, el puerto y la playa de Toró. Bajando tranquilamente me paré a fotografiar las casas más características… las de los colorines que a mi me gustan tanto, y del faro.
Nos acercamos a la escollera para ver los Cubos de la Memoria. A mi particularmente no me agradan, tanto pintarrajeo me molesta y desentona y pensé en los árboles pintados de Euskadi… no los he visto, no me llama la atención ir a un bosque y encontrármelo lleno de pintadas tipo graffitis, pa eso ya tengo las paredes y bancos del pueblo o bien los vagones de la RENFE. Como no podía ser de otra forma, por el parecido en las pintadas, me enteré por el folleto turístico de Llanes que el “artista” es el mismo, el señor Agustín Ibarrola. Ya decía yo, no pueden haber dos!
Dice el ayuntamiento de Llanes, glosando la obra de arte:
A través de “ Los cubos de la memoria”, se puede conocer: la memoria del artista, la memoria del arte y la memoria del territorio.
La obra la componen las pinturas sobre los cubos, que se mezclan en armonía rompiendo las aristas y trazando nuevos juegos de formas al unir los cubos por medio de colores, creando volúmenes y superpies nuevas a través de un lenguaje plástico no figurativo.
Es una obra de gran belleza destinada a la contemplación armónica de sus formas y colores que cambian a cada momento con la luz, el agua... cubriendo y descubriendo elementos y símbolos como los ojos y los peces.
Pues así será pero, repito, a mi me parece una tontería… asombrada me quedé de que estos cubos no estuvieran más emponzoñados por “otras” pintadas por obra y gracia del gamberro de turno. Además estaban bastante “limpios” , será porque en Asturias llueve día si y otro también y de ahí que parezcan recién pintados.
Vean ustedes la “obra de arte” y juzguen.
Vista general
detalle
cubos de la memoria.jpg [ 105.91 | Visto 6 veces ]
Como se acercaba la hora de comer y el día pintaba bien nos fuimos a la playa y nos acercamos a Poo, al ladito mismo… ya la conocen porque sale en otro de los relatos pero les vuelvo a colgar las fotos.
la verdad es que es una delicia tumbarse al lado del río y poder disfrutar de su agua fresquita, es tranquilo y cómodo, al tiempo, siempre puedes acercarte a la playa si quieres bañarte en el mar. Aprovechamos un chiringuito que había allí para comer, nos volvimos a quedar sin arroz, debía encargarse previamente así que picamos un poco de todo y volvimos a Llanes pues teníamos previsto asistir a un concierto del Coro de la Fundación Príncipe de Asturias en la Basílica de Santa María de Llanes a última hora de la tarde. Magnífico coro por cierto lástima que el programa fue sencillito, mucha canción asturiana, muchos vaqueiros y folclore, un programa veraniego para veraneantes curiosos. La iglesia llena de… los que se quedaron después de oír misa y familiares de los cantantes. Y nosotros. Poco turista se perdió por allí dentro, parece que la “cultura” se limite a la gastronomía y al jolgorio callejero.
Cenamos por suerte en un restaurante cerca del puerto, suerte de encontrar una mesa pequeñaja y casi en medio la calle… bastante incómodo y con los coches a tocar de las sillas, de la mitad de la carta no había y de la otra mitad no quedaba. Comprobamos que a la gente le gusta horrores comer en los sitios más “típicos e imprescindibles”, apretados, con ruido, de pie o sentados en la calle comiendo y bebiendo de cualquier manera, muy emperifollados, risas y conversaciones a decibelios elevadísimos, sidra tirada al suelo por algún presumido con aires de megalomanía y autenticidad porque, o bien el culín era excesivo o bien porque el escanciador no afinaba puntería. En fin, se lo pasaban de “muerte”, tope guai. Hay gente rara por el mundo, no me digan que no, les encanta estar rodeados de restos orgánicos e inorgánicos de productos urbanos.
Desde luego entendí la necesidad imperiosa del Ayuntamiento de sacar la flota limpiadora cada mañana... ya daban pena las calles a las 11 de la noche.
Nos fuimos a dormir pronto pues el sábado, decían, sería un día magnífico y queríamos volver a Picos.
Salimos a pasear por Llanes , quería ir a ver los famosos “Cubos de la Memoria” que aún no los había visto de cerca…
Llanes por la mañanita es un lugar tranquilo y limpio, el Ayuntamiento tiene una flota de carricoches de estos que limpian calles que la dejan como una patena cada mañana, además el servicio de recogida de basuras es radical, durante el día desaparecen los cubos y a diario los sacan a partir de las 7 de la tarde, así que ni una bolsa tirada por las calles, ni amontonamientos, ni olores ni nada. Una delicia.
Se veía a la gente madrugadora, muy empingorotada, comprando pan, bollos olorosos y periódicos para desayunar. Nos acercamos hasta la capilla del Cristo (no se porque no salió la foto) arriba de todo de una colina desde allí hay una vista preciosa de Llanes, el puerto y la playa de Toró. Bajando tranquilamente me paré a fotografiar las casas más características… las de los colorines que a mi me gustan tanto, y del faro.
Nos acercamos a la escollera para ver los Cubos de la Memoria. A mi particularmente no me agradan, tanto pintarrajeo me molesta y desentona y pensé en los árboles pintados de Euskadi… no los he visto, no me llama la atención ir a un bosque y encontrármelo lleno de pintadas tipo graffitis, pa eso ya tengo las paredes y bancos del pueblo o bien los vagones de la RENFE. Como no podía ser de otra forma, por el parecido en las pintadas, me enteré por el folleto turístico de Llanes que el “artista” es el mismo, el señor Agustín Ibarrola. Ya decía yo, no pueden haber dos!
Dice el ayuntamiento de Llanes, glosando la obra de arte:
A través de “ Los cubos de la memoria”, se puede conocer: la memoria del artista, la memoria del arte y la memoria del territorio.
La obra la componen las pinturas sobre los cubos, que se mezclan en armonía rompiendo las aristas y trazando nuevos juegos de formas al unir los cubos por medio de colores, creando volúmenes y superpies nuevas a través de un lenguaje plástico no figurativo.
Es una obra de gran belleza destinada a la contemplación armónica de sus formas y colores que cambian a cada momento con la luz, el agua... cubriendo y descubriendo elementos y símbolos como los ojos y los peces.
Pues así será pero, repito, a mi me parece una tontería… asombrada me quedé de que estos cubos no estuvieran más emponzoñados por “otras” pintadas por obra y gracia del gamberro de turno. Además estaban bastante “limpios” , será porque en Asturias llueve día si y otro también y de ahí que parezcan recién pintados.
Vean ustedes la “obra de arte” y juzguen.
Vista general
detalle
Adjunto:
cubos de la memoria.jpg [ 105.91 | Visto 6 veces ]
Como se acercaba la hora de comer y el día pintaba bien nos fuimos a la playa y nos acercamos a Poo, al ladito mismo… ya la conocen porque sale en otro de los relatos pero les vuelvo a colgar las fotos.
la verdad es que es una delicia tumbarse al lado del río y poder disfrutar de su agua fresquita, es tranquilo y cómodo, al tiempo, siempre puedes acercarte a la playa si quieres bañarte en el mar. Aprovechamos un chiringuito que había allí para comer, nos volvimos a quedar sin arroz, debía encargarse previamente así que picamos un poco de todo y volvimos a Llanes pues teníamos previsto asistir a un concierto del Coro de la Fundación Príncipe de Asturias en la Basílica de Santa María de Llanes a última hora de la tarde. Magnífico coro por cierto lástima que el programa fue sencillito, mucha canción asturiana, muchos vaqueiros y folclore, un programa veraniego para veraneantes curiosos. La iglesia llena de… los que se quedaron después de oír misa y familiares de los cantantes. Y nosotros. Poco turista se perdió por allí dentro, parece que la “cultura” se limite a la gastronomía y al jolgorio callejero.
Cenamos por suerte en un restaurante cerca del puerto, suerte de encontrar una mesa pequeñaja y casi en medio la calle… bastante incómodo y con los coches a tocar de las sillas, de la mitad de la carta no había y de la otra mitad no quedaba. Comprobamos que a la gente le gusta horrores comer en los sitios más “típicos e imprescindibles”, apretados, con ruido, de pie o sentados en la calle comiendo y bebiendo de cualquier manera, muy emperifollados, risas y conversaciones a decibelios elevadísimos, sidra tirada al suelo por algún presumido con aires de megalomanía y autenticidad porque, o bien el culín era excesivo o bien porque el escanciador no afinaba puntería. En fin, se lo pasaban de “muerte”, tope guai. Hay gente rara por el mundo, no me digan que no, les encanta estar rodeados de restos orgánicos e inorgánicos de productos urbanos.
Desde luego entendí la necesidad imperiosa del Ayuntamiento de sacar la flota limpiadora cada mañana... ya daban pena las calles a las 11 de la noche.
Nos fuimos a dormir pronto pues el sábado, decían, sería un día magnífico y queríamos volver a Picos.
