vacances, excursions, viatges... si pot ser, a tot el món.

20 septiembre 2006

etapa Mottets - Maisson Vielle



Dejamos Francia y entramos en Italia.

A las 6,30 suena el despertador, nos levantamos y lo primero que hacemos es ir a mirar el cielo, otra vez nublado, nieblas, las vistas del panorama que se suponía nos envolvía brillan por su ausencia, resignados preparamos las mochilas y, por descontado, la capelina a mano.

Vamos a desayunar. A destacar las mermeladas y mantequilla y el pan.
Comemos con apetito y abundantemente, la mermelada de arándanos o mirtiles es artesana y deliciosa. Dimos cuenta de todo lo que nos ponían por delante, quisimos repetir y ya en la cocina ví asombrada el enorme bloque de mantequilla tan grande como una rueda de coche, quesos recién hechos, y la marmita de donde sacaban la mermelada morada. Espectacular!

Es hora de partir, nos espera una ascensión por un camino empinado y zigzagueante, vamos a buscar el Col de la Seigne y una vez cruzado ya pisaremos tierra italiana. Estamos a 2000 metros y debemos salvar un desnivel de 500 metros nada más empezar.

Las nubes corren como alocadas dejando adivinar por sus agujeritos lo que nos rodeaba, empezamos a caminar confiando que el tiempo mejoraría, eso es lo que decía la “meteo”.

Nos ponemos las capelinas y estamos listos para marchar

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empezamos el camino

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A media ladera miramos hacia atrás, podemos ver al fondo el refugio que habíamos dejado y el camino que habíamos hecho el día anterior, a la derecha la Aguja y el Glaciar del Glaciers.

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(si visitais la página del flick encontrareis los álbumes por etapas y podréis ver las fotos en todo su esplendor para observar los detalles con más definición)

Al cabo de de una hora y media aproximadamente llegamos arriba del Col de la Seigne, la puerta a Italia, en donde hay una mesa de orientación con todas las cumbres y montañas de la zona incluso ciudades como Londres, Madrid, etc., la mesa la vimos, pero no vimos nada más

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llegaban andarines por detrás y alcanzábamos los que teníamos delante, nos íbamos pasando unos a otros empezamos a bajar y el día se hacía más claro y transparente habíamos dejado la niebla en el Col pegada a Francia

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delante nuestro divisamos una larga fila de caminantes

pongo la foto en thumbnail para poderla desplegar.

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al poco encontramos la primera señal característica del Tour del Mont Blanc, la amarilla pastilla juanola TMB que encontraremos a menudo en Italia marcando y confirmando que el camino que llevamos es el correcto.

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ya en el valle apreciamos a retazos las montañas que nos envuelven, y vamos descubriendo en primer lugar lo que parece un paisaje amable

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más poco a poco advertimos que no es así, la parte italiana del macizo es la más agreste, abrupta e inaccesible le veremos en cuenta gotas.

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nos vamos acercando al refugio Elizabetta, colgado y casi metido en el Glaciar de la Lex Blanche, decidimos desviarnos de la ruta para ir a visitarlo, en media hora llegaríamos, valía la pena intentar pisar el glaciar.

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pero la niebla nos perseguía y lo que instantes antes habíamos visto en todo su esplendor había desaparecido una vez arriba.

El refugio Elisabetta es otro de los magníficos refugios que se encuentran en la ruta del Tour delMont Blanc, está perfectamente acondicionado con una pequeña central eléctrica, sus instalaciones son de primera categoría, calefacción central, antenas y telefonía. A destacar: visitamos los lavabos y para regocijo nuestro, aparte de amplios y limpios eran “normales”, vamos que ya hacía 5 días que no veíamos ni utilizábamos una taza como dios manda, he llegado a pensar que los franceses no conocen el placer de sentarse cómodamente en tan magno evento y necesidad.

Este refugio fue construido a la memoria de Elisabetta Soldini muerta en la montaña, una placa en la entrada lo recordaba

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la vista del valle Lex Cobal era impresionante, nos esperaba recorrerlo todo hacia el paso del Lac Combal.

Iniciamos el descenso para ir a buscar la senda que sigue recta, a nuestra derecha vemos una gran, enorme, morrena que pertenece al Glaciar de Miage en su vertiente italiana, es una muestra palpable de la constante retirada de los hielos en las montañas. Nos acompañará a lo largo del recorrido hasta morir en lo que en otros tiempos era un gran lago. En la fotografía se puede apreciar la gran pared que ha formado la acumulación de piedras y barro transportados por el glaciar depositándolos en su cuenca, la morrena es producto de la erosión.

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Al finalizar el Lac Combal el camino cruza lo que queda del lago por un pequeño puente, este camino va directo a Courmayeur,

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nosotros debemos desviarnos por un pequeño sendero debidamente señalizado y a unos 100 metros antes del puente que nos llevará a nuestro próximo objetivo, el refugio Maisson Vielle.

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a medida que vamos subiendo se aprecia con más detalle la magnitud de la morrena que dejamos atrás

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a partir de aquí y una vez se sale del tupido bosque inicial se llega a una especie de balcón y las vistas se adivinan y vuelven impresionantes, las nubes continúan jugando y dejan ver parcialmente la Aguja Negra y la Arista de Peuterey,

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el Mont Blanc se adivina, imponente, fantasmagórico

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los glaciares, a pesar de su retroceso, impresionan

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a nuestro alrededor y entre nieblas el paisaje es más apacible

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y por fin en medio del paisaje y el silencio podemos ver a los un habitante habitual de la zona: una marmota!

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Son las 5 y pico de la tarde y por fin llegamos al refugio, instalado al final de los telesillas que llevan a las pistas de esquí de Courmayeur.

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09 septiembre 2006

etapa La Balme - Mottets












LA BALME – MOTTETS.

Desnivel positivo: 1113 m
Desnivel negativo: 949 m
Tiempo real: 7:15 h.

PERFIL:

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Brrrrr.......... pensaba que me sacaría el sueño, pero quia! Caí como una marmota y dormí de un tirón ni los ronquidos oí.

Es hora de levantarse, antes de salir recojo los calcetines que habían quedado secos con la estufa y había dejado colgando de la barandilla de la litera confiada que con el calor animal de todos los durmientes los habría secado y me los encontré ¡chorreando! Maldita sea ¿que ha sucedido? Las paredes del habítaculo chorreaban de condensación... no tendría más remedio que coger otros y confiar que llevándolos colgados de la mochila terminarían de secar. Menos mal que el forro polar y la otra ropa no se había mojado. Ya dije, un refugio poco cómodo y acondicionado.

El día amanece radiante, casi no nos lo creemos, era el primer día que podíamos ver el cielo azul y transparente. Nos entusiasmamos ya que la etapa de hoy es una de las más largas, bellas e impresinantes del Tour. Teníamos suerte.

Vamos a desayunar. Clásico y envasado pero es lo que hay. Antes de salir la foto usual de rigor, pillar al primer desprevenido y pedirle que la haga, los hay que hasta para apretar un botón son zoquetes, salió desenfocada pero es la foto oficial, como se podrá comprobar no hacía calor pero el día pintaba fenomenal,

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también se puede comprobar que no leímos el rótulo que estaba colgado en la verja antes de posar, queda compensada esta foto de la valla con la primera que hice sólo al llegar:

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¿bonita no?

Lo primordial antes de salir y despedirnos definitivamente, una foto de las Agujas de Le Pernaz a pleno sol de la mañana. ¡Ya venimos, esperdad!

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Esta vez empezamos a caminar sin capelina, siempre a mano por si acaso, pero sin capelina, nos parecía extraño.Tanteamos nuestro ritmo para acompasar la marcha ya que nos esperaba un desnivel considerable, 800 metros de entrada para empezar la jornada.

Tomamos el sendero que nos llevará al Col de Bonhomme y a la Croix de Bonhomme, sendero muy bien delimitado, seguro y amable de subir a pesar del desnivel, el día continua claro, nosotros ascendíamos aún sin sol y no nos sobraba la ropa de abrigo. La nieve empezaba a hacernos compañía a los lados del camino, a la hora y media de empezar a caminar.

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Al cabo de poco desembocamos en el llano, allí nos espera el túmulo de piedras en el Plan des Dames, un montón enorme de piedras en donde añadimos la nuestr cumpliendo así la tradición, tarea dificultosa ya que no se divisa una piedra en muchos metros a la redonda así que, o eres previsor y te provees de una y la llevas paseando o bien toca espabilarse por las cercanías hasta encontrar alguna que no sea de segunda mano. Estamos a punto de alcanzar el Col de Bonhomme

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El túmulo por antonomasia estaba allí anunciando el Col de Bonhomme.

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al fondo se pueden ver las Aguilles de La Pernaz que nos acompañaron durante todo el recorrido.

¿a que viene tanto túmulo, piedra y zarandaja? Tradición y leyenda, ahí va, extraída del libro de Cándido Muñoz "El Tour del Mont Blanc".

EL PASO DEL BONHOMME

Las tradiciones y leyendas sobre el paso del Col de Bonhomme son lejanas. El traductor francés, en 1809, del viaje a España hecho en los años 1786 y 1787, por el británico J. Townsend recoge en una nota a pie de página los siguiente: "No es solamente en España dondeexiste esta costumbre de arrojar piedras sobre el sitio donde algun indi viduo ha sido asesinado o ha perecido por algún accidente; se encuentran aún rastros en varios sitios y, entre otros, en los Alpes. En el paso del Buen Hombre, uno de los más elevados de esta cordillera, y que conduce de Salenches a Cormayor, cerca de la cumbre se encuentra un pequeño llano, llamado el Llano de las Damas. Allí son dos los montones de piedras de diez a doce pies de altos, bajo los cuales están enterrados, dicen, una gran señora y su criada, que perecieron en este sitio, envueltas por un golpe de viento a su regreso a Italia. Estos montones aumentan anualmente porque cada viajero, al pasar arroja una piedra sobre estas tumbas."

Otra tradición dice que bajo las piedras hay una estatua deMercurio (el Hermes de los griegos), el mensajero de Zeus y, a su vez, protector de mercaderes y viajeros, quien inspiró la idea de erigir señales en los cruces de caminos, que se llamaban, precisamente, "hermes (en español y en francés). Por ello – y es costumbre también en los Andes y en el Himalaya- hay que poner nuestra piedra para invocar la protección de Mercurio.

Al fin llegamos, y lo pisamos, a las 8,35 exactamante y nos extasiamos más contentos que unas pascuas, el cansancio desaparece por la felicidad, era un día magnífico para poder contemplar el maravilloso paisaje que nos rodeaba, ya era hora, nos lo merecíamos por nuestra insistencia y voluntad y como es natural pescamos al primer paseante de los muchos que corren por allí para que nos hiciera la foto de rigor:

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este letrerito lo certifica, mejor dicho indica el tiempo que falta para llegar al refugio que está más alto del Tour, en la Croix de Bonhome, a cinco minutitos de ná:

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casi nos da una borrachera haciéndonos fotos, era el primer día que no teníamos que aprovechar un agujerito entre la masa de nubes para poder fotografiar las altas montañas que nos rodeaban. Y así lo hice.

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Mientras estábamos admirando el paisaje llegaban los valencianos, saludos y risas y cada uno por su camino, nos encontraríamos en el refugio al terminar la etapa, esta vez nos alojaríamos todos en el mismo. También llegaron los "pa amb tomaquet" que se dispersaron por allí fotografiando a mansalva, estaba lleno de gente unos subiendo y otros bajando, era extraordinario el tráfico humano.

Para remachar la etapa y como no estábamos cansados y porque no se podía dejar escapar la ocasión decidimos subir a la cumbre de la Tête de Bonhomme (2.599) donde sabíamos había una tabla de orientación.

Al iniciar el ascenso, sin mochilas esta vez ya que bajaríamos por el mismo camino, con nieve cubriendo las botas, nos cruzamos con una pareja, éll vasco, ella murciana, nos indicaron que el camino era transitable, poco tiempo para subir, ni media hora, y que valía la pena, ellos continuaban el camino, les quedaba un buen trecho mucho más que a nosotros, eran unos andarines de aquí te espero. Nos los volveríamos a encontrar más adelante, ya explicaré su historia.

Llegamos arriba sin dificultad y si, allí estaba la mesa de orientación, señalando todas y cada una de las cumbres que divisábamos... desde el Gran Paradiso en el Valle de Aosta hasta la punta airosa del Cervino y a nuestro alrededor el mundo en technicolor, 3D y si mucho me apurais en Cinemascope. Eso si, sin "sensurrun", solo el murmullo de admiración y el respirar profundo de la impresión.

La cima era estrecha y pequeña, y estaba repleta. Debíamos de ir con cuidado pues las laderas eran muy empinadas y peligrosas y todos deseábamos hacer lo mismo, una foto con el magnífico Mont Blanc de fondo de escenario, casi a tocar, en primer plano, majestuoso, blanco, orgulloso, radiante bajo el sol que tan pocas veces lo calentaba un día entero.

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aquí dejo una secuencia de lo que veía desde la cima haciendo un giro de 180º sobre mis pies.

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una vez más calmados empezamos a bajar, debíamos recoger las mochilas y continuar con el camino, nos quedaba pasar por el Col de Fours (2.666)

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e iniciar el descenso, si, si, hasta llegar a estos caminitos que hay en el fondo.

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pero antes debíamos pisar nieve, la bajada no prometía ser de las más suaves ni fáciles total casi 1000 metros entre unas cosas y otras.


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nos esperaba el Refugio de Mottets, la cervecita, la ducha, el reposo, la cena... y la conejera.

al fin abajo y pillado un sendero normal y corriente aún me quedaban ganas de hacer fotos, las flores a mi alrededor me cautivan, me emboban, me distraen, y hubiera querido hacer más de las que me dejaban, siempre me quedo colgada detrás... ¡espabila! ¡espabila! No resistí la tentación para hacer una foto a estos pequeños copos de nieve, tuve que agacharme y casi tirarme al suelo para poder enfocarlas, que apuro! Después no me podía ni levantar del peso de la mochila... más de uno se me quedó mirando mientras andaba yo tumbada en la tierra con cara de asombro ¡está locuela!

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Por fin llegamos al refugio a las 3 y media de la tarde. Nos habían dicho que el dortoir estaba preparado en una amplio y grande establo y que la anfitriona terminaba de amenizar la cena al son del acordeón, teníamos curiosidad, porque negarlo, y si sólo ver el refgugio ya "adivinas" que aquello era en sus viejos tiempos una granja, y/o cuidado de ganado, las construcciones que lo conformaban no engañaban.

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Era la primera vez que llegábamos a un refugio con el sol luciendo y calentando, el espacio exterior era amplio y estaba lleno de mesas y bancos para descansar e incluso cenar si así lo deseaban los caminantes que iban de paso, nos presentamos, la reserva era correcta, la cena a las 7 y nos dicen donde está el dortoir, era la construcción alargada y alló nos encaminamos, fué una sorpresa agradable una nave larga, m,uy larga con literas a ambos lados de la pared, en batería, todos juntos, bien acondicionadas con un par manta en muy buen estado en cada colchón, abierto por por ambas puntas y en el techo dos claraboyas enormes que dejaban pasar la luz de día, no tenía luz artificial, no hacía falta, sitio para dejar las mochilas, repisa para la frontal, gafas, libro, cantimplora, etc... duchas de agua caliente y abundante bien acondicionadas, y posibilidad de lavar ropa y colgarla al sol a ver si teníamos la suerte de que se secara por la mañana. Manos a la obra, ducha, colada, preparar el catre y a por la cerveza!!!

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mañana continuo, estoy agotada.... terminaré la etapa y seguiré con algo que me ronda por la cabeza y ahora no me acuerdo que es... :lol:

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Continuando con la etapa del refugio Mottets que me quedó colgada por “overbooking” de fotos, acaban de enviarme 400 fotos más y hasta que no las he tenido todas ordenadas no me he decidido a continuar ya que ir relatando y tener que buscar la foto de la etapa entre todo el maremagnum es agotador… ahora ya las tengo ordenaditas por carpetas día y hora de la toma así me es más fácil rememorar el recorrido y poder resaltar los detalles que me interesan.

A lo que iba, decía que estábamos instalados en el refugio de Mottets, duchaditos, tomando la cervecita, la colada colgada y era hora de remolonear esperando la cena que auguraba rica, rica… el olorcillo que nos llegaba era esperanzador.

En el entretanto llegaron los valencianos, nos saludamos y pasamos a comentarla suerte de poder disfrutar del magnífico día que habíamos gozado. Nos comentaron que en su anterior etapa se alojaron en el chalet de Nant Borrant, había resultado algo más larga que la nuestra pero por lo que explicaron valió la pena, Nant Borrant era otro magnífico refugio de la ruta y no tenía ni punto de comparación con el cuchitril donde habíamos estado alojados nosotros, tomamos buena nota de ello para el próximo Tour. También encontramos a Nicole, su marido y “el chef”. Había muchísima gente e invitaba a charlar aunque por la diversidad de nacionalidades la cosa no era nada fácil.

Poco a poco la temperatura bajaba y el sol se escondió así que nos refugiamos en el amplio comedor lleno de cabezas de bichos disecados, instrumentos extrañísimos para la labranza y el pastoreo, flores, pinturas, vasijas, campanas, etc… estaba muy oscuro y la foto salió chunga.

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diez minutos antes de las 7 de la tarde, hora oficial de la cena, el jefe de cocina nos pidió que desalojáramos el comedor, tenían que preparar las mesas, así que ahuecamos el ala y nos quedamos pegaditos a la puerta hasta nueva orden, al poco nos llamaron y encontramos las mesas debidamente señalizadas con los nombres reservados para cada grupo, en la nuestra coincidieron los valencianos. Nos sentamos donde nos dijeron, a esperar.

Hummmmm que rica estaba la cena poldió! Nos trajeron una perola enorme llena de “potaje”, “escudella”, “olla aranesa”, llamadle como queráis, bien calentita, humeante … de lo mejorcito que he comido en tiempo y nos pusimos morados, después trajeron otra perola con carne en salsa bastante especiada pero muy suave, de acompañamiento, judias verdes, guisantes, zanahoria/safanoria, patatas, todo “ al dente” y en abundancia. Añorábamos un poquito las clásicas patatas fritas, las quereilles como las llaman en valencia pero no parece ser costumbre por aquellos pagos. La tabla de quesos, a mogollón, y compota de manzana.. El pan, una perdición. El vino, aceptable, de “garrafe”. Café, capuccino, infusiones o una copita de Genepí para rizar el rizo.

Al terminar la cena es normal que pasen a anotar lo que deseamos de desayuno, café, té o xocolat y al tiempo cobran la pensión, los precios oscilan en todos los refugios entre 35/38 euros la media pensión. Mientras pasaban anotando salió la dueña con el acordeón esperado, se sentó en una silla y empezó el “concierto” que resultó poco alegre, con una cara seria como un palo y de pura rutina nos amenizó con tres o cuatro piezas disparadas como una metralleta, sin una sonrisa ni mirar a nadie, terminó y sin decir ni pio desapareció por la puerta de la cocina.

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al poco empezamos a desfilar hacia el dortoir, era hora de ir a dormir, mañana nos esperaba otro madrugón y una nueva etapa. Comprobamos que el establo estaría lleno.

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Esta noche quedó bautizado el “chef” como el abuelo silbador, el señor tenía por costumbre lanzar un potente silbido cada vez que oía algún ronquido, era él y no el que roncaba quien nos despertaba, quien despertaba porque lo que es a mí no lo conseguía ni el desembarco de Normandía.

Llovió por la noche, llovió abundantemente, no era un buen augurio para la etapa siguiente.**







05 septiembre 2006

etapa Miage - La Balme




Tiiit Tiiit Tiiiit!!!!!!!!!!!!!!!!!!

el despertador suena a las 6,30 de la mañana, hemos descansado y toca diana. Nos levantamos, acicalamos dentro de lo que cabe y preparamos la mochila, sacamos la nariz y el tiempo continua medio tapado, nubes y niebla liviana, paciencia, a las 7 nos esperan para el desayuno, espabilamos y nos presentamos en el comedor, todo está preparado, la noche anterior nos preguntaron ¿café au lait, xocolat o infusions? Y tal como habíamos pedido estaba listo. El comedor estaba lleno de andarines somnolientos algunos y otros con una vitalidad desbordante, el ambiente es amigable y distendido. El desayuno sería repetitivo en todos los refugios, mermeladas de distintas clases, mantequilla, pan, leche y en algunos cereales o queso. Estos mismos ingredientes varían en: envasados o a granel y naturales. Las calidades gustosamente distintas. A destacar la calidad del pan en general, una perdición, pan blanco y moreno a discreción acabado de cocer. ¿cómo lo consiguen? Ni idea, pero allí está a nuestra disposición.
Esta primera mañana "conoceremos" a algunos de los grupos que encontraremos a lo largo delTour. Los valencianos, tres chicos y una chica, Nicole, en adelante la Mata Hari, y su marido actual y su guía particular, el "chef" para ellos y el "abuelo silbador" para nosotros, y a los del "pa amb tomaquet", un numeroso grupo muy heterogéneo de edades, condiciones y aún, creo, nacionalidades, cuyo nombre adquirieron al encontrarlos recién llegados al refugio comiendo a "cor que vols" con pan, tomates y embutidos, a pelo, sin aceite, sal ni ná. Bastante herméticos y curiosos por llamarlo de alguna forma.
Desayunamos abundantemente, en este refugio tanto las mermeladas como la mantequilla son caseras y de excelente calidad, no digamos la leche para los amantes del blanco y líquido elemento, yo opto por el “xocolat”, ya que el café, sintiéndolo mucho, en Francia suele ser de calcetín y mezclado con la leche me produce efectos “disuasorios” de buena mañana, no se encuentran “tolilettes” en todos los récodos del camino. Cada grupo desaparece del comedor para recoger los bártulos e iniciar la marcha.. Lo normal es pagar la estancia después de la cena por aquello de.... evitar huidos mañaneras, que, valga decir, no creo que sea habitual.

Nos despedimos del refugio no sin antes hacer unas fotos de su interior y la foto de rigor casi preparados para la salida.

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(mochila, piolet y palos de esquí, raquetas de nieve y artilugios que no se ni para que sirven de la época del mítico Frison Roché, autor de otro mito literario, "El primero de la cuerda")

otro detalle de la decoración del Refugio Miage con el "abuelo silbador" en primer término:

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Preparados para iniciarel camino:

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Al haber empezado el primer día al revés, o sea, subiendo desde Les Contamines que es la población que, respetando el TMB , hubiéramos debido ir a buscar, empezamos a bajar pasando por el mismo camino de la ascensión del día anterior, y ya en La Frasse nos desviamos y cogemos una variante, un sendero estrecho que se adentraba en un bosque tupido, húmedo y muy cerrado hasta llegar al inicio del camino que nos lleva a la Combe de Armancette -como su mismo nombre indica una gran curva larga y bastante pesada- y el Chemin Bernard para desembocar a cielo abierto, cogemos un atajo para ahorrarnos la "combe" y terminar en el "chemin", en esta encrucijada nos encontramos al numeroso grupo del "pa amb tomaquet", nos cruzamos varias veces por el camino y al final cada grupo escoge un sendero distinto. Marchan pausadamente, lentos pero sin pausas, casi todos con paraguas, en realidad es el mejor instrumento para protegerse de la llovizna, es curioso ver avanzar un grupo de aproximadamente 10/12 personas (no llegué a saber cuantos iban) cada uno con su paraguas, el efecto multicolor es chocante. Nosotros, cubiertos con las capelinas, parecíamos más "auténticos" pero la capelina es un instrumento de tortura, el efecto de condensación que produce, produce, valga la redundancia, o provoca que termines tanto o más mojado que si andas bajo la lluvia al descubierto, bien, recordemos que no era lluvia, era llovizna, que no es lo mismo, si llueve fuerte te mojas de todas las maneras, con paraguas o capelina, es el sino. Para evitarlo lo mejor es llevar una funda para la mochila y andar con el GoreTex... pero... no todos teníamos funda mochilera. Inexperiencia!

Esta etapa es la única que iniciamos con un descenso, recordemos que habíamos subido 400 metros e íbamos al revés, así que... bajamos como mínimo lo mismo o casi y por descontado después de bajar hay que subir ¡faltaba más!

Salimos del bosque y avanzamos acompañados de las montañas decoradas con la nieve recién caída, nos acompañan asimismo las vacas, estamos en zona de pastos...

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en general resultó una etapa “puente” ya que al andar casi todo el día con nubes y nieblas no pudimos disfrutar del paisaje impresionante que, sabíamos, nos rodeaba.

Llegamos pronto al próximo refugio reservado, La Balme, aprox. a las tres de la tarde. Chalet o refugio nada recomendable para el fin de una etapa con lluvia o fria. La reserva correcta, el recibimiento borde, la sala de “estar” estrecha y desangelada y la estufa apagada, el dortoir cutre, y la comida escasa y de “pote”. ¿se nota que no quedamos contentos? Eso si, un magnífico espacio y vista para descansar en una tarde clara y soleada, pero no era el caso.

Si, si, habíamos llegado por el camino que se ve al fondo:

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la construcción destinada a “sala” de reposo o pic-nic con las agujas de La Penaz al fondo, se había levantado la niebla y empezábamos a disfrutar con lo que nos rodeaba:

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después de descargar, preparar la litera y ducharnos, (los servicios de lavabos y duchas con agua caliente eran correctos) nos tomamos nuestra cervecita y dedicamos a preparar la próxima etapa. Empezaron a llegar más caminantes, los “pa amb tomaquet” aparecieron y ocuparon la mitad del espacio alborozadamente y se dispusieron, otra vez, a deglutir una cantidad asombrosa de comida para matar el gusanillo, llegaron asimismo la “Mata Hari”, su marido y el “chef”. Por fin decidieron encender una pequeña estufa y allí nos reunimos todos a secar calcetines y camisetas... junto a Nicole, la Mata Hari. Una francesa de 65 años que hacía el tour con su tercer marido y un guía de su misma edad. Simpática, alegre, guapa, coqueta, animosa nos explicaba, entre risas y calcetines mojados, que sus dos primeros maridos habían decidido pasar a mejor vida y este era el tercero... ¿n'est ce pas cheri? Y así pasamos la tarde, saliendo y entrando del chiringuito, observando el tiempo, secando ropa, intentando poner en marcha un reloj con altímetro con la ayuda de un holandés solitario esperando la hora de la cena que era, como siempre, a las 7 de la tarde.

Cenamos sopa/crema de verduras con un ligero sabor de Starlux, eso si, podíamos repetir cuantas veces quisiéramos, unas albóndigas, sospechosamente prefabricadas, con salsa y creo recordar arroz y/o puré de acompañamiento, queso discretito, que no es lo mismo que a discreción, pan cutrillo y una fruta. El vino, asimismo, lastimoso y caro. Terminamos y nos vamos a la cama rezando para que mañana el cielo esté despejado.