Habíamos comprado una revista dedicada especialmente a Picos, "Grandes Espacios", en ella habían explicadas 20 rutas para pasearse por el macizo, así que bien prontito cargamos con la revista y nos fuimos a Fuente Dé para coger el primer teleférico que sube a Cable. La "excursión" por carretera se hizo larguísima, obras, camiones y tal. Llegamos a las 10 y media de la mañana, hacia un día esplendoroso y no había mucha gente, así que pudimos subir prontito, sin hacer mucha cola.
Ahí dentro íbamos metidos como sardinicas:
Escogimos la ruta llamada "La vega minera o circuito de la Vega de Liordes" de dificultad media baja, desnivel 400+1000 mt. y de unas cuatro horas. Decidimos que bajaríamos a pie hasta Fuente Dé en lugar de volver a coger el teleférico, así que entre pitos y flautas nos llevaría todo el día.
Empezamos a caminar, el camino estaba bien visible
en cuanto tuvimos que abandonar y empezar a ascender, nos cruzamos con un rebaño de ovejas con su perro pastor, un mastín de 200 kgs por lo menos
el perro nos miró de mala manera pues estábamos "pisando" su territorio (al parecer no es una ruta muy transitada y esto le "chocó", por decirlo de alguna manera) después de mirarnos mal empezó a levantarse y a ladrarnos, nos acojonamos un poco la verdad, daba miedo... pasamos por su lado con cara de ignorarlo pero, al parecer, no le hizo mucha gracia y casi se zampa la mochila de el último de la fila. No pasó nada pero el susto fue morrocotudo. No tengo fotos ni de las ovejas ni del chucho por razones que, supongo, no hace falta explique. (Nos encontraremos al mismo rebaño y al mismo chucho otro día, de ahí que lo nombrara).
Y empezamos la ascensión, delante nuestro el típico paisaje de Picos.
Vamos subiendo por la canal de San Luis al pie del Pico San Carlos y la torre Altaiz, teníamos que llegar hasta la collada de las Nieves. Suerte de los hitos de piedras que aún se conservaban bien visible pues camino, lo que se dice camino, como que estaba muy "diluido".
Nos hacemos la foto de rigor una vez alcanzada la colladina
y continuamos hasta avistar, por fín, la Vega de Liordes
descubrir una vega tan verde, tan inmensa en medio de un circo de altas y mareantes paredes sorprende. Sorprende muchísimo. Y emociona.
Ya tocaba bajar y nos liamos... no había manera de encontrar el "único" paso que nos permitiría descender hasta la vega... una hora estuvimos buscando el maldito hito que, según la revista, señalaba el sendero que transcurría por el borde mismo del cortado rocoso,... p'alante y p'atrás... hasta que al final nos encontramos con tres excursionistas bien “cepats”, o lo que es lo mismo, “expertos y descomunales montañeros” que nos lo señalaron. Nos miraron preocupados y muy serios y sabiondos dijeron: es un camino muy peligroso, resbaladizo, con un desnivel muy acusado, al borde mismo del precipicio... y tal y tal pascual... y miraban a las dos señoras de cierta edad que iban en el grupo... jijijijijijijiiiiiiii
, en resumidas cuentas, que empezamos a descender y no tengo fotos del descenso porque no era un camino apropiado para pararse y empezar a hacer el indio, realmente era complicadillo, pero en cuanto tuve más de dos palmos seguros bajo mis pies, saqué la máquina de su cartuchera y fotografié la vega que ya casi alcanzábamos
y continuamos por el sendero intentando no acordarse de la madre que parió las piedras sueltas, encontramos un recodo suficientemente ancho para pararnos y sacar los bocatas que habíamos preparado para comer. No tardaron en venir a ver si caía algo:
al final llegamos a Fuente Dé, bajamos por este camino que vimos al subir con el teleférico y que, en aquel momento, ignorábamos que era el mismo que deberíamos coger para descender.
Con muy buena voluntad se puede apreciar el camino que baja zigzagueando… desde arriba hasta abajo:
Una vez abajo, aproximadamente a las 6 y pico de la tarde, cogimos el coche y, por supuesto, paramos en Potes a tomar una cerveza y a visitar el pueblo. Las fotos de rigor y para casa que ya era hora.
Ahí dentro íbamos metidos como sardinicas:
Escogimos la ruta llamada "La vega minera o circuito de la Vega de Liordes" de dificultad media baja, desnivel 400+1000 mt. y de unas cuatro horas. Decidimos que bajaríamos a pie hasta Fuente Dé en lugar de volver a coger el teleférico, así que entre pitos y flautas nos llevaría todo el día.
Empezamos a caminar, el camino estaba bien visible
en cuanto tuvimos que abandonar y empezar a ascender, nos cruzamos con un rebaño de ovejas con su perro pastor, un mastín de 200 kgs por lo menos
el perro nos miró de mala manera pues estábamos "pisando" su territorio (al parecer no es una ruta muy transitada y esto le "chocó", por decirlo de alguna manera) después de mirarnos mal empezó a levantarse y a ladrarnos, nos acojonamos un poco la verdad, daba miedo... pasamos por su lado con cara de ignorarlo pero, al parecer, no le hizo mucha gracia y casi se zampa la mochila de el último de la fila. No pasó nada pero el susto fue morrocotudo. No tengo fotos ni de las ovejas ni del chucho por razones que, supongo, no hace falta explique. (Nos encontraremos al mismo rebaño y al mismo chucho otro día, de ahí que lo nombrara).Y empezamos la ascensión, delante nuestro el típico paisaje de Picos.
Vamos subiendo por la canal de San Luis al pie del Pico San Carlos y la torre Altaiz, teníamos que llegar hasta la collada de las Nieves. Suerte de los hitos de piedras que aún se conservaban bien visible pues camino, lo que se dice camino, como que estaba muy "diluido".
Nos hacemos la foto de rigor una vez alcanzada la colladina
y continuamos hasta avistar, por fín, la Vega de Liordes
descubrir una vega tan verde, tan inmensa en medio de un circo de altas y mareantes paredes sorprende. Sorprende muchísimo. Y emociona.
Ya tocaba bajar y nos liamos... no había manera de encontrar el "único" paso que nos permitiría descender hasta la vega... una hora estuvimos buscando el maldito hito que, según la revista, señalaba el sendero que transcurría por el borde mismo del cortado rocoso,... p'alante y p'atrás... hasta que al final nos encontramos con tres excursionistas bien “cepats”, o lo que es lo mismo, “expertos y descomunales montañeros” que nos lo señalaron. Nos miraron preocupados y muy serios y sabiondos dijeron: es un camino muy peligroso, resbaladizo, con un desnivel muy acusado, al borde mismo del precipicio... y tal y tal pascual... y miraban a las dos señoras de cierta edad que iban en el grupo... jijijijijijijiiiiiiii
, en resumidas cuentas, que empezamos a descender y no tengo fotos del descenso porque no era un camino apropiado para pararse y empezar a hacer el indio, realmente era complicadillo, pero en cuanto tuve más de dos palmos seguros bajo mis pies, saqué la máquina de su cartuchera y fotografié la vega que ya casi alcanzábamosy continuamos por el sendero intentando no acordarse de la madre que parió las piedras sueltas, encontramos un recodo suficientemente ancho para pararnos y sacar los bocatas que habíamos preparado para comer. No tardaron en venir a ver si caía algo:
al final llegamos a Fuente Dé, bajamos por este camino que vimos al subir con el teleférico y que, en aquel momento, ignorábamos que era el mismo que deberíamos coger para descender.
Con muy buena voluntad se puede apreciar el camino que baja zigzagueando… desde arriba hasta abajo:
Una vez abajo, aproximadamente a las 6 y pico de la tarde, cogimos el coche y, por supuesto, paramos en Potes a tomar una cerveza y a visitar el pueblo. Las fotos de rigor y para casa que ya era hora.
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